Folleto Turístico

jueves, 24 de junio de 2010

LA NOCHE DE SAN JUAN


LA NOCHE DE SAN JUAN

El día de San Juan (24 junio) es una fecha singular para este pueblo que como en el resto de la Sierra es el día señalado para "poner el ramo".

En las vísperas los mozos regresaban del campo cargados con sus ramos o salían al oscurecer para amparados en la noche hacer el ramo en aquel frondoso árbol que habían elegido hacia ya muchos días.

Al llegar la noche cuando las puertas de las casas se cerraban, grupos de jóvenes van recorriendo las calles. Hay un aire desacostumbrado en la noche, un movimiento de grupos de mozos que no cesará hasta la madrugada.

Los mozos van colgando sus ramos entre las rejas de las ventanas de la muchacha elegida, a la que de esta forma declaran su predilección.

Los ramos eran seleccionados minuciosamente por los mozos, un ramo de peras sanjuaneras del mas frondoso peral de la huerta, un ramo coloreado y prieto de maduras cerezas, y no faltaba el que ponía un ramo de flores con un lazo en el que escribía alguna galantería.

Las mozas tras las cortinas vigilaban temblorosas y emocionadas la llegada del joven hasta el pie de su ventana y en la madrugada retiraban complacidas los ramos colgados.

La operación duraba hasta el amanecer ya que siempre existía el mozo que aprovechando la ocasión quería darse el atracón de peras y cerezas, o aquél otro que olvidó ir a por el ramo e intenta coger el de una ventana para ponerla en la de su elegida.

A veces se ponían ramos especiales y significativos:

-un ramo de higuera significaba era una "chalá", estaba un poco “locática”.

-un ramo de parra daba a entender que allí vivía alguna que le gustaba empinar el codo, que era una borracha.

-un ramo de cardos borriqueros tenían un claro significado de borrica.

-y por último un ramo de pinches señalaba a la arisca, a la huraña, a la que no dejaba se le acercaran los mozos, a la que repartía calabazas en los bailes del candil.

A la madrugada del día de San Juan los ramos colgados en cada ventana eran la pública declaración de amor de los zagales y todo el pueblo sabia las mozas comprometidas, a las que no podrían dirigirse los demás solicitándolas de amores. También podían delatar aquellas jóvenes que no caían en gracia entre los mozos, por lo cual los ramos eran retirados presurosamente para que no se convirtieran en constante y público pregón.

Cuando el sol comienza a deslumbrar en la cal de las paredes la gente recorría las calles y todo el pueblo se ocupaba en el cotilleo y murmuraciones: “Poh la hija der tío Armainah paece qu’está mu solicitá ogaño”

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