La tarde anterior el campo se llena de chicos y mayores cogiendo las ramas, flores, helechos, lirios y tomillos para engalanar sus calles y paredes y para construir con gran sencillez artística el pequeño orgullo del altar de su calle.
Las paredes cubiertas de flores y tomillos olorosos. Por el centro de las calles, caminos hechos de hierbas, helechos y lirios por donde el sacerdote portador del Santo Sacramento bajo el palio caminará lenta y pausadamente.
En cada rincón y placeta, un altar, en cada altar un sagrario y en cada sagrario un alto y una adoración.Cada grupo de vecinos se esmera en que su altar sea el más bello, el que más flores tiene, el más engalanado.